miércoles, 21 de marzo de 2012

CL-09 Partes del libro

LAS PARTES DEL LIBRO

Para los interesados o expertos en la empresa editorial, para los que se proponen escribir su primer libro: la tesis, o para los que no solo somos amantes del contenido de los libros, sino de todo el trabajo alrededor de estos, encontraremos aspectos importantes en El libro y sus orillas de Roberto Zavala Ruiz. Todos los detalles que nos permiten hacer una lectura menos cansada, como la sangría por ejemplo, o que nos permite recorrer un libro en orden mediante la división de capítulos, títulos y subtítulos. Desde los elementos más evidentes como la portada hasta los tamaños de línea, la tipografía, los espacios entre título y texto, etc.

El autor enumera una serie de elementos que componen el libro; sin embargo, la posición y ubicación de estos pueden variar en algunas editoriales.
A continuación las partes del libro, según Roberto Zavala:

CUBIERTA O PRIMERA DE FORROS.
Nombre del autor o autores, título y subtítulo de la obra, editorial.

Solapa

                                         SEGUNDA DE FORROS.   TERCERA DE FORROS.
                                                         (Ambas se mantienen en blanco).


  PÁGINA FALSA, hoja de respeto o cortesía.                       FALSA PORTADA. Título de la obra.



               CONTRAPORTADA.                                                          PORTADA. 
 Suele ir en blanco, pero aquí tiene el nombre del traductor.               Nombre del autor, título de la obra,                                                                          
                                                                                                                logo y nombre de la editorial.      

                                                  °PÁGINA LEGAL.                   DEDICATORIA.
°Datos que por ley lleva un libro: propietario de los derechos de autor, título completo de la obra, información relativa a la edición original, fecha de publicación, nombre y domicilio de la casa editorial, ISBN y el país y año en que se realizó.

                                                               
                                                            ÍNDICE GENERAL.




                                              TEXTO.  Empieza siempre en página impar.

                               CONTRAPORTADA (ofrece una reseña de la obra) Y COSTILLA.


Luego de ubicar los elementos anteriores, Roberto Zavala aclara que desde el momento en que se diseña un libro, una colección o una serie, deberán establecerse las características tipográficas generales, y en particular las relacionadas con los encabezamientos, y de esta manera establece las características que distinguen dichos tópicos.

Se recomienda que la tipografía ocupe entre el 70 y el 85% del tamaño de la página, esto se mide en puntos, las palabras generalmente van de 8 a 12 pts., las mínimas de 6 (como las que se usan para pie de página), y las más grandes de 36. 

Sobre los encabezados, Zavala resalta que, generalmente se deja un espacio en blanco entre el límite de la mancha impresa y el encabezamiento del capítulo, o bien de la cabeza al inicio del texto, a esto se le llama colgado. Respecto a los subtítulos, algunas casas editoriales los envían al margen izquierdo, en tanto que otras prefieren centrarlos o alinearlos a la derecha.

Manteniendo la vista en una página de libro vemos que los márgenes están divididos en cuatro: superior o de cabeza, inferior o de pie, exterior o de corte, e interior. Dentro de las convenciones en el tamaño de los márgenes, encontramos que el de corte debe medir aproximadamente el doble que el interior, y el de pie mide el doble que el de cabeza. Ahora, pasando la mirada por los párrafos, vemos un espacio en blanco en el primer renglón de cada uno de éstos, esa área tiene la función de ofrecer al lector un descanso visual: la sangría.

El autor reconoce tres tipos de párrafos: el normal, que consiste en un bloque de líneas con la primera sangrada. El francés es en donde se sangran todas las líneas excepto la primera, es común encontrar este tipo de párrafo para la bibliografía. Por último, el moderno o americano, en el cual no hay espacios entre párrafo y párrafo, ni sangría, en este se dificulta la lectura.

Los tamaños de página se determinan todavía doblando una hoja completa las veces que sea necesario, hasta obtener el tamaño deseado. Si al desdoblarla muestra ocho rectángulos por cara, es decir, 16 páginas por pliego, el tamaño del libro así obtenido se denomina en octavo; si hay cuatro rectángulos por cara, esto es, ocho páginas en total, el tamaño será en cuarto. El tamaño del libro y el del papel están asociados de manera inseparable.

La calidad del papel en un libro, depende en gran medida al contenido. Hay obras con dos tipos de papel, uno para el texto y otro para las ilustraciones, sobre todo si éstas son a colores. Pueden ser alisados, satinados, estucados, etc., y los empleados en las imprentas agrupan dos clases: a) satinados, es decir, sin recubrimientos, y b) size press o pigmentados, y estucados o couchés.

Estos son los elementos que cualquier editor debe conocer, y que también nosotros, como escritores (tal vez no de libros, pero sí de ensayos, artículos, etc.) para hacer nuestros textos.


lunes, 12 de marzo de 2012

CL-08 Corrector de estilo

El apaga fuegos de las letras

Hablemos del corrector de estilo, aunque difícilmente se le puede "corregir el estilo" a un autor, ya que eso es muy personal y propio de quien escribe; se le denomina así a las personas encargadas de buscar y erradicar los errores en un manuscrito.

En una empresa editorial el proceso es de la siguiente manera: primero el autor manda su manuscrito a una casa editorial y éste se somete a dictamen, si la casa invierte en el texto, entonces el editor estructura a los personajes, el relato, y complementa su trabajo con el corrector, quien le da una lectura más profunda y exorciza las erratas; luego el diseñador define el texto y la portada desde el aspecto artístico y gráfico.

Camilo Ayala Ochoa, ex jefe del Departamento de Planeación y Fomento Editorial de la UNAM, especifica que el trabajo del corrector de estilo es callado, difícilmente bien remunerado y, por supuesto, su nombre no aparece en las páginas legales ni colofones. Claro, he visto los nombres del traductor, del coordinador, entre otros datos, pero nunca se sabe qué aguas apagaron el fuego de las erratas. No obstante con ese poco reconocimiento, el corrector cobra barato su trabajo, como en todo hay de precios a precios; pero, generalmente, se paga la cuartilla en 45 pesos.

Actualmente, el buscador de erratas, desempeña tres tareas dentro de la empresa editorial: la corrección de estilo, la corrección de pruebas; así como, el cuidado editorial, para esto hace hasta tres cotejos del texto, ya que un error de fechas, de sintaxis, de ortografía, es inaceptable para la empresa, pues ésta pierde prestigio si su producto, que son las letras, tiene errores.

Cuando se notan los errores hasta que el trabajo se imprime, aunque sean los detalles más mínimos, en la portada o en los datos de la casa editora, la empresa tiene pérdidas porque debe hacer todo el trabajo desde el principio, y por supuesto, volver a imprimir, lo que implica más pago por papel y más pago por la renta de la máquina. Por eso, las repetidas revisiones del trabajo por parte del corrector son tan importantes. No solo apaga el fuego,  sino que lo previene. 

En lo personal no confío en la corrección predeterminada del ordenador para los textos, puede servir para algunos acentos o palabras, pero a veces cambia el sentido de la oración completa, por ejemplo, si se requiere acentuar “él” para que tenga una función de pronombre personal en el discurso y la computadora no lo detecta porque también es correcto sin acento, se convierte en un artículo determinado que modifica lo que se quiere decir. En este sentido, las computadores no pueden sustituir el trabajo humano, y mucho menos el papel del corrector de estilo.

Siempre es importante tener a la mano el diccionario o algún manual de estilo. Para los hispanohablantes hay dos libros de consulta obligados: el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), o bien, el diccionario del uso del español de María Moliner (DUE). Pero, para un corrector de estilo, además de contar con varios libros de consulta es necesaria la confianza en su conocimiento de la gramática, pues no corregir el texto de alguien más no ha de ser tarea fácil, sobretodo cuando se trata de un autor importante, por ejemplo, como Mario Vargas Llosa que además miembro de Real Academia Española.







domingo, 11 de marzo de 2012

CL-07 Diseño del libro



Diseño del libro


El éxito del diseñador radica en crear una obra de arte agradable para todos con un presupuesto reducido.
Datus C. Smith


El trabajo editorial va más allá de las letras, vimos en capítulos anteriores, de Guía para la publicación de libros, las tareas de un editor, las funciones de cada elemento en la producción de un libro, la financiación, y es momento del diseño. Ahora viene la parte visual, aspecto no menos importante, pues de la portada nos nace el amor o la indiferencia por un libro. La cubierta es el primer imán que nos incita a ir al interior, ya después, apreciamos una segunda parte del trabajo del diseñador en la forma del texto.

En principio, como resalta el autor, es importante que haya un equilibrio entre una presentación atractiva del libro y un costo económico de los materiales para que la empresa editorial pueda ofrecer al público un menor precio. El diseño que se planee debe estar en función de los aspectos financieros.

El diseñador determina las características físicas del libro, tiene un gusto artístico, además del conocimiento en el proceso de edición e impresión. En el de diseño del libro identifico dos momentos, el exterior, que tiene que ver con la portada, forros y la encuadernación, y el interior: tipo de papel, número de página, letra, caracteres, títulos, cornisas, margenes, interlineado,  ilustraciones, tablas.

Empecemos por el exterior. Aquí se definen los colores, la letra y la ilustración de la portada, con la pretensión de que estos tres elementos tengan relación con el tema del libro, aunque no siempre se logra. Por mercadotecnia, es común que cambien los diseños de las publicaciones para ofrecer "algo nuevo" al comprador, aunque el manuscrito es el mismo. Un ejemplo de esto es Arráncame la vida de Ángeles Matretta que sacó una nueva edición a partir del lanzamiento de la película. 

  • Los dos ejemplos de editorial Booket.


En el interior, están los aspectos de la distribución y orden del texto; es decir, el tamaño de los párrafos, de los márgenes, la longitud de la línea de texto, las cornisas, etc., todo lo anterior está en función del tamaño de la hoja, que mucho tiene que ver con los aspectos financieros de la casa editorial; así como, con el propósito del libro.  

Hay convenciones para seguir los lineamientos sobre los aspectos de las letras, por ejemplo, cuando un texto es para niños hay poca información y el tamaño de letra es muy grande. En un Atlas mundial, encontramos el nombre de los países escritos con mayúsculas y el de las capitales en minúsculas. En las publicaciones que abarcan un compendio de obras, generalmente, hay una cantidad de texto mayor y la letra suele ser más pequeña.

Si el autor requiere incluir tablas, mapas o ilustraciones en su manuscrito, el diseñador se encarga de ordenarlas en el texto, atendiendo a las instrucciones del escritor. Para las ilustraciones es mejor utilizar una imagen hecha a base de puntos, es decir offset, pues con las amplificaciones no se descompone tanto la imagen como cuando es digital.

En los libros hay mucho más trabajo artístico del que se piensa, no solo por la obra literaria que ya en sí es una obra de arte, sino por todo el diseño, por fuera y por dentro, que se hace en la casa editorial. Pero, todo eso se hace arte hasta que hay un lector que complete ese ciclo mediante la apreciación de la obra. 
Les dejo el corto ganador del Óscar 2012, The fantastic Flying books of Mr. Morris Lessmore de William Joyce, donde se expresa esta idea. 







lunes, 5 de marzo de 2012

CL-06 Feria Internacional del Libro edición 33


Viaje al centro de la Feria
Por Ana Vargas

Por el Palacio de Minería se pasean los espíritus de Cortázar, Saramago y “el Gabo”; por otro lado, anda Shakespeare persiguiendo al duende Puck para que deje de revolver libros; también andan juntos Platón y Sócrates cortando el aire con el movimiento de sus manos en compás con sus palabras. En otra parte,  levitan las definiciones del diccionario de Oxford, y entre las rígidas columnas, vuelan frases literarias que persiguen musas etéreas.


En este Palacio se juntan dos mundos: la eternidad de la vida del libro y de las ideas con el mundo de los mortales, por llamarnos de alguna forma a los lectores. Nosotros, los caminantes en busca de historias, somos los que resucitamos el alma de los escritores cada vez que le damos sentido a la palabra impresa. Así que, entre musas, espíritus, cuerpos, sudores, papeles, pastas y estantes, emerge la edición 33 de la Feria Internacional del Libro de Minería.

Foto: Melissa Jiménez
Libros y libreros

La UNAM cuenta con uno de los espacios más grandes en el Palacio de Minería, además de usar la parte de la librería que permanece abierta todo el año, renta también un patio. A pesar de tener un sitio amplio, la cantidad de libros que están en la Feria es mínima en comparación con “los más de 2 millones de títulos del catálogo de la Universidad”, explica Sergio Vargas, encargado de este librero.

En esta Feria hay alrededor de 49 mil libros de distintas facultades, institutos y posgrados de la UNAM, todas estas publicaciones revelan el interés primeramente cultural de la máxima casa de estudios y, en última instancia, la preocupación por los ingresos editoriales.

A diferencia de otros libros que se queman cuando tardan mucho tiempo en venderse, los de la UNAM tienen vida eterna asegurada pues los que se van quedando se donan a bibliotecas públicas de la República mexicana.

En los libreros también vemos la huella del camino que recorren los escritores: publican sus primeros textos en editoriales pequeñas y luego, cuando los inspira algo tan especial como para crear aquello que llamará la atención de lectores y otros escritores, imprimen sus manuscritos en empresas editoriales más grandes. Por ejemplo, Ángeles Mastretta tiene sus primeros libros editados por Cal y Arena, pero ahora sus letras viven en Alfaguara.

En los estantes de  Alfaguara  quedan los vestigios del trabajo de “un muy buen editor”,  como lo llama Esteban Jiménez, encargado del librero. “Sealtiel Alatriste trajo a Vargas Llosa, a José Saramago, a Carlos Fuentes y Arturo Pérez-Reverte que le puso a su novela El Capitán Alatriste por Alatriste, como editor hizo un gran trabajo”, recordó Esteban. En el corazón del recinto están las editoriales de Grupo Santillana: Taurus, Alfaguara, Aguilar, Altea, Punto de Lectura y Suma. Entre estos estantes hay libros de auto ayuda, otros para niños, y también de reconocidos autores.

En uno de los patios con espacio más amplio se encuentra el Fondo de Cultura Económica creada en 1934 por Daniel Cosío Villegas con el propósito de editar libros para los estudiantes de la recién formada Escuela Nacional de Economía; pero, con el paso del tiempo fue publicando una amplia oferta de títulos de diversos temas: desde cuentos para niños hasta filosofía, sociología, antropología, arte universal, psicología, etc. 

Editorial Cal y Arena
Esteban Jiménez de Alfaguara
Fotos por Melissa Jimenez

Lectores y ladrones

Se van llenando los pasillos y rincones del Palacio de Minería, desde metro Bellas Artes se ve cruzar al río de gente que emprenderá un viaje al centro de la feria, empezando por hacer una fila que llega hasta la esquina del edificio de Correos.

La Feria del Libro es para todos: para los lectores que buscan interesarse en uno o varios libros, revisan detenidamente las opciones, se detienen, los abren, los leen de reojo… Para las escuelas, primarias y secundarias, que programaron visitas de grupos enteros al tradicional evento. Es también para los editores que revisan nuevos diseños o que, con un olfato desarrollado para encontrar buenos libros, buscan las propuestas internacionales  que podrían llevar para su empresa.

Y por supuesto, en este recinto no se discrimina a nadie, también van los ladrones de libros, que no roban para leer, sino para vender. La gente se emociona con esas “gangas” del corredor a un lado de Minería, tal vez poco conscientes de que ese dinero no regresará a la empresa que gastó en contratar a un escritor, en hacer un diseño para el libro, en la corrección de estilo, en la impresión, en los gastos de almacenamiento y distribución, todo eso multiplicado por miles de ejemplares.

De esta manera, el Palacio de Minería, que para algunos ya resulta insuficiente en términos de espacio, se viste de nuevo con letras que tienen esperanza de resucitar en el corazón de un lector. Así se arma este vals entre inmortales y mortales, año con año en la ciudad de México.